Nos levantamos
más o menos a la hora de siempre y a las 9’30 salíamos hacia la Estación de
Autobuses de San Telmo, eran unos 10 minutos andando. Decidimos ir en bus a Teror
porque al ser domingo se celebraba mercadito y suponíamos que sería más
complicado aparcar. Nosotros cogimos a las 10, la línea 216 que sale cada hora
en punto y el regreso también cada hora en punto. El billete se compra al
conductor (2’30 € cada uno).
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Ermita de San Telmo |
El
trayecto a TEROR son unos 40 minutos, y se hizo un poco pesado por la cantidad
de curvas. Al momento de llegar se puso a llover y en poco tiempo se acabó
cogiendo más fuerte, nos refugiamos en la iglesia, nosotros y toda la gente que
había por allí. Cuando bajo un poco la lluvia, salimos a dar una vueltecilla,
pero hacía viento y no paraba de llover; así que para no poder hacer nada, decidimos
volver a Las Palmas.
Cuando
bajó un poco la lluvia fuimos a la estación de autobuses, y aunque pensábamos
que tendríamos que esperar un poco a que llegara nuestro bus, pasó el 220 y
llevaba un cartel indicando que iba hacia la capital, así que subimos.
Llegamos
a la Estación de Autobuses de San Telmo y allí cogimos el 12 de los urbanos (también
sirve el 1, hace un recorrido parecido) para ir hacia el Castillo de la Luz
(billete 1’40 €).
Llegamos
al CASTILLO DE LA LUZ, que está en el Barrio de La Isleta, por
aquí hacía sol, el día con respecto a Teror no tenía nada que ver. Construido
en el siglo XV como fortaleza defensiva, inicialmente estaba situada sobre un
arrecife, quedando aislada en pleamar, pero con el desarrollo de la ciudad fue
quedando en tierra firme entre edificios. No entramos porque había una
exposición de esculturas del canario Martin Chirino, y había que pagar y a
nosotros no nos interesaba. Horario lunes a sábado: 11 a 19. Horario domingo:
11 a 14. Precio: 4 €.
De
allí nos fuimos a la PLAYA DE LAS CANTERAS, está muy cerquita, de camino
se puso a chispear y tuvimos que sacar los paraguas, pero fue muy breve. El día
estaba un poco revuelto, hacia la parte norte de la playa hacía sol y hacia la
parte sur estaba nublado. Aunque hacía algo de viento, se podía pasear.
Para
comer, elegimos uno que se llama Allende, de entrante pedimos dos empanadillas
tipo argentino, y luego una ensalada y una hamburguesa, todo estaba muy bueno;
junto con un postre y las bebidas costó 32 €; pensamos que una relación
calidad-precio muy buena, nos gustó mucho este sitio. Cuando nos fuimos había
bastante gente esperando mesa.
Después
de comer continuamos paseando por la playa, pero entonces todavía hacía más
aire que antes de comer, así que lo dejamos. Cogimos el bus y volvimos a casa.
Pasamos
la tarde viendo básquet en la tablet, revisando la ruta de mañana y observando desde la ventana la lluvia intermitente.
Sobre
las 8 salimos a tomar algo, y nada más salir se puso a llover, pero esperamos un
momento y paró, tómanos unas cervezas en el irlandés, y luego para cenar no teníamos
mucha hambre, así que fuimos a un bar sencillo; los bocatas y cervezas, 10 €.
Paseíto
y al hotel a dormir.
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